lunes, 4 de octubre de 2010

SALARRUÉ El Injustamente Desconocido


Un déficit evidente de los Acuerdos de Paz, es la falta de un plan verdadero y sostenido de promoción de la cultura Urge, por ejemplo, promover internacionalmente el ser y quehacer de los intelectuales salvadoreños, especialmente de los grandes idos
Entre el 16 y el 20 de octubre de 2006, participé como Jurado Internacional en el Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró 2006 de Panamá, Rama Cuento, en la capital panameña, que culminó con una Semana Cultural en la que se premió a los ganadores en Poesía, Cuento, Novela, Teatro y Ensayo.

Como Jurado Internacional me correspondió disertar sobre la rama Cuento, con tema alusivo y de preferencia sobre mi país. Mi conferencia El personal estilo narrativo y la profundidad psicológica de los personajes en la obra de Salarrué, me sirvió para medir el nivel de conocimiento que sobre él se tiene, a nivel continental. Con excepción de la participante costarricense, para los Jurados de los otros países (Cuba, Colombia, Argentina, Venezuela y de Panamá mismo), la personalidad de Salarrué resultó “extraordinaria y profundamente maravillosa, pero lamentablemente desconocida”.

Pude entregar al Instituto Nacional de Cultura (INAC) apenas 2 (únicos existentes que encontré aquí en El Salvador) de los 3 tomos de “Narrativa Completa” de Salarrué, de la Dirección de Publicaciones de Concultura. Lamentablemente, de la edición “Salarrué. Obras Escogidas”, Editorial Universitaria (UES, 1969), prologada por Hugo Lindo, ni señas…y así, el resto de reconocidos escritores salvadoreños (con excepción de Roque Dalton): Arturo Ambrogi, Francisco Gavidia, Claudia Lars, Hugo Lindo, Oswaldo Escobar Velado, Alberto Guerra Trigueros, Pedro Geoffroy Rivas… no se conocen o “apenas suenan” en otros países.

Quizás las publicitadas y grandes comitivas oficiales para “atraer inversiones”, con gastos excesivos e inútiles a veces, pudieran promover la realidad cultural del país. Quizás los representantes de los medios de comunicación, ahora “invitados especiales” a esas giras (antes eran “enviados especiales” que informaban sobre todo -bueno o malo- que ocurría durante la gira, no sólo lo favorable al funcionario “invitante”), puedan contribuir también a promover internacionalmente la riqueza cultural del país. ¿Y los embajadores y los cónsules? ¿Y los demás funcionarios, especialmente los ya reconocidos “paseantes” sin logros ni beneficios para el país? En fin, todos según niveles y posibilidades. Si está a nuestro alcance y no lo hacemos, de manera indirecta seguiremos contribuyendo a mantener el oscurantismo y la negación de nuestra cultura…


Autor: Renán Alcides Orellana


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